La norma UNE 158101 de Servicio para la promoción de la autonomía personal, gestión de los Centros Residenciales y Centros Residenciales con Centro de Día o Centro de Noche integrado especifica los requisitos y el nivel de prestación de servicios mínimos requeridos que deben cumplir los centros residenciales para personas mayores y para personas en situación de dependencia.
La norma UNE 158101 utilizada y aplicada de manera conjunta con la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de Dependencia supone una oportunidad para regular de forma homogénea aspectos de los servicios y los recursos del sector sociosanitario y para establecer las bases de un sistema de servicios que generen confianza en la sociedad.
Esta norma contempla la gestión de los centros incluyendo las instalaciones, la prestación del servicio y la gestión de la calidad.
La norma UNE 158101 es aplicable a todos los centros residenciales para personas mayores y para personas en situación de dependencia, independientemente de su titularidad (pública o privada) y a todos los centros de día y centros de noche integrados en centros residenciales.
La implantación de un Sistema de Gestión de los Centros Residenciales basado en la UNE 158101 supone beneficios tanto para el organismo gestor del centro como para los usuarios y familiares. El beneficio más claro es la diferenciación frente a la competencia, ofreciendo a los usuarios, familiares y a la sociedad una imagen de compromiso y protección de la salud y la autonomía personal. Además, aporta los siguientes beneficios a una organización:
La implantación de un Sistema de Gestión basado en la UNE 158101 implica llevar a cabo varias etapas que a su vez pueden desglosarse en actividades. Para garantizar una máxima eficacia es fundamental realizar una buena planificación de la implantación.
Sirve como punto de partida para analizar en qué medida la gestión cotidiana se ajusta a los requisitos de la norma de referencia y para establecer un plan de trabajo. Se extraerán propuestas de mejora y puntos débiles de la organización, en su caso, y se asignarán responsabilidades y recursos necesarios para la implantación.
Durante la implantación debe estar presente el compromiso claro de la dirección, ya que será necesaria su participación para el establecimiento de ciertos procesos (definición de la política de dirección de personas, elaboración de un plan de gestión y/o reasignación de recursos, en su caso).
Como hemos mencionado anteriormente, la planificación resulta fundamental para garantizar el éxito de la implantación. Es este punto se planificarán los plazos de implantación y la carga de trabajo. Es recomendable, la designación de un responsable del Sistema ya que facilitará mucho el proceso. Dicho responsable tendría que contar con ciertas características:
El responsable del Sistema trabajará mano a mano con el consultor asociado al proyecto.
Para una implantación exitosa es imprescindible la colaboración de todo el personal de la organización. Durante esta fase habría que informar a todos los integrantes de la organización de los fines que se pretenden con la implantación, del grado de implicación que supondrá y de cómo afectará a cada persona. Esto puede realizarse mediante reuniones y jornadas de sensibilización conjuntas entre dirección, el equipo consultor y el personal. La información facilitada tiene que ser clara, sencilla y adecuada a cada puesto de trabajo.
Es bastante habitual que los empleados muestren reticencias ante aquellos elementos que puedan representar una amenaza hacia la comodidad del camino seguido hasta la fecha. Hay que encontrar una fórmula para que todo el personal participe en el diseño del sistema, aportando sus ideas, conocimientos y experiencias.
La documentación del Sistema consiste en plasmar en una serie de documentos (que denominaremos procedimientos o instrucciones), la metodología de trabajo para abordar los requisitos de la norma de referencia. Por ejemplo, se documentarán las metodologías y criterios para planificar y realizar los planes de atención individualizada, la sistemática para el seguimiento periódico del plan de atención, establecimiento de protocolos de actuación, planificación de la prestación del servicio, etc.
En la elaboración de la documentación deben participar las personas implicadas en el proceso que estamos describiendo para garantizar que su contenido está lo suficientemente ajustado a la realidad. Se podrán realizar tantas revisiones como sean necesarias, hasta que se disponga del documento definitivo y pueda implantarse su uso.
Esta etapa es la más compleja de todo el proceso y la que nos va a ocupar más tiempo. Consiste en realizar las tareas y las actividades tal y como hemos establecido en los procedimientos o instrucciones. También habrá que recoger datos e información sobre el desempeño de los procesos, así como de consumos o generación de residuos. Durante el proceso, tendremos que realizar seguimientos para asegurarse de que realmente se siguen las instrucciones dadas, en caso contrario, tenemos que detectar porqué y actuar en consecuencia, realizando las correcciones necesarias en la documentación pertinente.
Una vez que el sistema está implantado se realiza una comprobación completa del funcionamiento de este y del cumplimiento de los requisitos de la norma de referencia.
De este proceso pueden surgir desviaciones respecto a la norma, que deben ser subsanadas para enfrentarse con seguridad al último punto del proceso: la certificación.
Consiste en elaborar un plan de gestión que incluya: un análisis de la retroalimentación del cliente (incluyendo satisfacción, quejas y reclamaciones), resultados de indicadores, resultados de evaluaciones internas y externas, incumplimiento de requisitos (no conformidades), cambios que puedan afectar a la gestión del centro, grado de cumplimiento del plan de formación, revisión de planes de gestión previos, establecimiento de objetivos e identificación y proposición de recursos necesarios.
Una vez que hemos realizado la implantación del Sistema de Gestión de los Centros Residenciales y Centros Residenciales con Centro de Día o Centro de Noche Integrado, tal y como hemos comentado en los puntos anteriores, el siguiente paso para obtener el certificado UNE 158101 es iniciar el proceso de certificación. Lo podemos desglosar en varias fases:
Los centros residenciales deben estar basados en el reconocimiento de una serie de principios de los cuales deriven los criterios profesionales de intervención:
Toda persona por su condición humana tiene el máximo valor por sí misma. La práctica profesional debe estar impregnada de un profundo respecto a los derechos humanos, defendiendo la privacidad, la igualdad, la intimidad, la confidencialidad, la dignidad y el respecto a la libertad personal.
Se deben promocionar los comportamientos autónomos, llevando a cabo las programaciones del centro desde un enfoque de la diversidad de las necesidades individuales.
Los usuarios tienen derecho a estar presentes y a participar en la toma de decisiones que afecten al desarrollo de su vida. Los centros deben promover esa participación del usuario y la familia.
Es necesario garantizar un enfoque interdisciplinar y especializado contemplando todas las necesidades (biológicas, psicológicas y sociales) de las personas usuarias.
Cada persona es única y diferente por lo que la intervención en los centros se debe llevar de una manera flexible y personalizada, adaptando las intervenciones a las necesidades y voluntades específicas de cada usuario y sus familias.
Todas las personas tienen derecho a recibir apoyos que mejoren su situación de dependencia y su bienestar subjetivo.
Deben garantizarse la atención y los servicios especializados adecuados a las necesidades y características de las personas usuarias.
